Antes de comenzar aqui tienen la primera parte del articulo por si aun no la han leído. En esta segunda parte entramos en el terreno de la relatividad, y aqui Kip Thorne sigue siendo importante para que la película nunca pierda la fidelidad cientifica. Tengo que decir que eso de que el agujero negro esté en rotación no es un detalle menor.
Desde el punto de vista de la física, eso complica los cálculos notablemente. Es completamente diferente a un agujero negro estático.
Kip Thorne: El hombre tras Interstellar – Parte 2
El bueno de Albert Einstein nos descubrió que al viajar a velocidades cercanas a la de la luz, el tiempo pasa mucho más lento para aquellos que van a velocidades más lentas. Lo mismo pasa cuando estamos en un lugar con una gravedad muy intensa (como cerca de Gargantúa). Lo bueno de estas películas recomendadas, es que no paran de sorprendernos, ya que muchas de ellas estan basadas con investigaciónes muy interesantes.
La relatividad y el planeta de Miller
Thorne explica que la relatividad es muy importante en todo lo que pasa en el planeta de Miller. Si no recuerdo mal, sabemos que la señal del planeta lleva años emitiendo que todo está bien. Sin embargo, cuando aterrizan, Cooper ve una ola gigantesca que se aleja de donde han aterrizado.
Por raro que parezca, es muy posible que esa misma ola fuese la que, solo unos minutos antes (desde la perspectiva del planeta) había acabado con la doctora Miller. La gravedad del planeta es un 130% de la de la Tierra, lo que dificulta los movimientos de los astronautas.
También sabemos, o se puede deducir, que el planeta de Miller está en acoplamiento de marea con Gargantúa. Es decir, la misma cara apunta siempre hacia el agujero negro. La ola gigantesca, aunque lo parezca, no es un tsunami que recorre la superficie. Es más bien al revés.
Podemos imaginar el planeta de Miller como un balón de fútbol americano. Esa ola gigantesca está provocada por la gravedad de Gargantúa. Así que lo que vemos es la consecuencia del planeta rotando. Porque, sí, está en acoplamiento de marea, pero tiene algo de rotación digamos que es una pequeña “trampa” usada por Kip Thorne.
Un planeta en acoplamiento de marea puede moverse ligeramente hacia delante y atrás. Provocando que la ola pueda golpear a los astronautas. Además, las olas explican el océano tan poco profundo que podemos ver.
Las olas tienen un tamaño de un kilómetro de altura. Sin embargo, el resto del océano apenas llega a la altura de las rodillas. Este fenómeno lo explica. Probablemente, el planeta de Miller no tenga una superficie sólida. En cualquier caso, esta visita no sale demasiado bien.
La dilación del tiempo juega una mala pasada a todo el mundo. La señal de Laura Miller llevaba años funcionando bien, pero claro, en el planeta apenas había pasado una hora. Además, al volver a la nave, tras unas horas allí, Cooper descubren que han pasado 23 años esperando.
El planeta de Edmund y el planeta de Mann
Las consecuencias ya las conocemos. Eso les obliga a elegir entre el planeta de Mann y el de Edmund. Mientras, en la Tierra, las cosas también han avanzado. Murph y su hermano ya no son unos niños. Todo esto es consistente con la dilación del tiempo. No hay quejas posibles.
El planeta de Mann es el más interesante si nos atenemos a las palabras de Kip Thorne. No lo digo por la acción, ni las acciones de Mann (dicho sea de paso). Sino porque es, para él, el lugar con la mayor inconsistencia científica de toda la película. La complejidad del hielo.
Resulta que Kip Thorne no cree que el hielo sea capaz de formar esas estructuras complejas que vemos en el planeta de Mann. Como quizá recuerdes, Mann no logra encontrar la superficie. Solo nubes y nubes congeladas. El planeta no es habitable, se mire por donde se mire.
Y esto nos lleva al desenlace de la película, donde volvemos a encontrarnos con la dilación del tiempo. Vayamos por partes. Por un lado, como quizá recuerdes, la nave está cayendo hacia Gargantúa y no hay posibilidad de volver a la Tierra. Además, queda el planeta de Edmund.
Así que Cooper planea hacer lo mismo que se hizo con Marte para llegar a Saturno en solo dos años… pero usando a Gargantúa en este caso. La idea es aprovechar su inmensa gravedad para acelerar la nave y poder llegar hasta el planeta de Edmund para comprobar si es habitable.
La maniobra les obliga a acercarse tanto a Gargantúa que, aunque para ellos solo pasan unos minutos, en la Tierra pasan 51 años. Antes de hablar del gran acto final de Cooper, mencionaré brevemente algo del planeta de Edmund. Al llegar allí, descubren que Edumnd había fallecido.
Thorne determina que había muerto 77 años atrás, tras una avalancha, mientras estaba en esa cámara de sueño. Si sumamos los 23 años que pasan por la visita al planeta de Miller, y los 51 de la maniobra, descubrimos que Edmund falleció 3 años antes de que llegasen al sistema.
En cualquier caso, esto nos lleva ya al final de la película. Al momento quizá más complicado de describir y a dónde sí que nos encontramos con una licencia narrativa más pura. Pero vayamos por partes. Lo primero de todo, Cooper cae al interior de Gargantúa sin morir.
Esto puede sonar extraño si tenemos en cuenta que nos dicen que un agujero negro nos convertiría en un espagueti por la diferencia entre la gravedad que sentimos en nuestros pies y en nuestra cabeza. Eso es cierto… pero no se aplica en agujeros negros supermasivos.
Al ser tan sumamente grandes, la diferencia de gravedad que sentimos entre un punto y otro es mínima. Algo que no sucede si fuese un agujero negro de masa estelar (es decir, provocado por el colapso de una estrella muy masiva al final de su vida). Así que Cooper sobrevive. Este fenomeno se llama «Paradoja de la Información«.
El Teseracto y la singularidad
En el interior de cualquier agujero negro supermasivo, sabemos que hay un punto, su centro, en el que se encuentra la singularidad. Que no deja de ser una manera elegante de decir que no sabemos muy bien qué pasa ahí, porque nuestra comprensión de la física deja de funcionar.
En teoría, Cooper debería haber fallecido al llegar a la singularidad. Sin embargo, en vez de caer a la singularidad, llega a un lugar completamente diferente. Al teseracto. Aquí es donde volvemos a encontrarnos con “Ellos”. Porque cabe suponer que son los responsables.
Un teseracto es, en realidad, el nombre que damos a un cubo al proyectarlo a cuatro dimensiones. El caso es que el teseracto es una forma de comunicación de “Ellos”. Al ser seres de cinco dimensiones ven el tiempo como una dimensión completa más. Es decir, pueden ver todos los momentos en el pasado, presente y futuro. Cooper lo utiliza para comunicarse con el pasado.
Así, comprende que él era el “fantasma” del que hablaba su hija al principio. Se comunicaba a través del teseracto. Esto es altamente especulativo. No conocemos ninguna forma de comunicarnos con el pasado, ni de manipular un espacio con más de cuatro dimensiones.
Cooper insinua que “Ellos” quizá sean seres humanos de un futuro lejano. Quizá hayan llegado a acceder a toda la energía y recursos del universo, permitiéndoles manipular dimensiones más allá de las que podemos experimentar. Pero, como digo, es prácticamente ficción.
Al final de la película ya sabes por qué ha pasado tanto tiempo y Cooper se encuentra con su hija ya casi en su lecho de muerte. Pero sí que diré algo de la Estación Cooper (por cierto, en honor a la hija y no al padre como creía yo).
La Estación Cooper es un cilindro de O’Neill. No tenemos la tecnología (ni de lejos) ni los recursos necesarios para pensar en su construcción, pero todo al respecto es perfectamente plausible.
En definitiva, por todo esto, Interstellar es una de las grandes joyas de Hollywood en cuanto a fidelidad científica se refiere, y esto se lo debemos a la libertad que le dió Christopher Nolan a Kip Thorne. Si es una buena película o no, argumentalmente hablando, ya esta a juicio de cada uno. A mí me gustó mucho y me pareció una obra maestra.